Tras especializarse en Oncología Médica, hace más de 35 años, la doctora Ana Casas ha sido paciente y médico a la vez. La oncóloga habla de su experiencia como paciente con cáncer de mama, mostrándose privilegiada por contar con los conocimientos que le brinda dedicarse a la Oncología médica. Su experiencia le ha mostrado la necesidad de información del paciente a la hora de enfrentarse al diagnóstico y al tratamiento de esta enfermedad.
1. ¿Cómo recibe la noticia un Oncólogo Médico de que necesita tratamiento de cáncer?
La vida de un oncólogo gira en torno al Cáncer. Mucha actividad asistencial, mucho estudio, Investigación... en contacto permanente con los pacientes. Ahora bien, el hecho de que exista esta proximidad tan estrecha con el Cáncer no significa que esperes que te pase a ti. Te coge de sorpresa y en el peor momento, como a todo el mundo. Pero como oncólogo, al menos tienes la ventaja de tener un conocimiento profundo de la enfermedad y no hacerte las típicas preguntas que implican culpabilidad y que hacen sufrir tanto, como el ‘por qué a mí’ tan frecuente. Te toca porque te toca, porque una de cada dos o tres personas padeceremos cáncer a lo largo de nuestra vida. Eso no quita que sufras un proceso traumático y que debas adaptarte a una nueva situación que implica pérdida y sufrimiento. La profesión médica nos enseña que la vida es un proceso constante de pérdidas a nivel personal que vienen por la enfermedad y el envejecimiento.
Como médicos estamos acostumbrados a convivir con la enfermedad, a vivir en ese otro mundo por el que la mayoría de las personas sanas prefieren transitar de puntillas. Tener un cáncer, además, te hace muy sensible a los problemas de las personas enfermas, las entiendes mejor porque a ti te está pasando lo mismo. Y sientes la necesidad de aportar más y más a todas esas personas que están pasando por un mal momento debido al cáncer. Eres mucho más consciente del beneficio que puedes producir con tus actos. Algo que para ti resulta un esfuerzo insignificante puede alegrar el día a una persona: cómo transmites una mala noticia, pedir disculpas por una larga espera para entrar en la consulta o hacer un gesto de comprensión y de acompañamiento cuando los pacientes te hacen ver lo mal que se encuentran.
2. ¿Qué recomendaría a compañeros de profesión que pudieran estar en la misma situación?
No me siento quien para recomendar nada a nadie pero puedo contar como me sentí. Creo que cada cual debe interiorizar lo que la vida nos depara en cada momento, sacar conclusiones y actuar en consecuencia. Para mí, el diagnóstico de cáncer y los tratamientos, supusieron un periodo de varios meses de quietud y de silenciamiento en los que tuve tiempo de meditar sobre mi propia finitud y ser consciente del valor del tiempo. Creo que la enfermedad sirve para eso. Para pararse y valorar lo que has tenido y lo que tienes, para entender los cambios que se producen aunque no te gusten y para adaptarte a la nueva situación. La enfermedad tiene algo bueno y es que te acerca a los demás, te hace comprender mejor el mundo, la naturaleza que te rodea. Pierdes mucho ego. Ves cosas nuevas que ni te imaginabas que estaban ahí. Te hace sentir parte de un todo, de ese Universo en el que eres una motita insignificante y además fugaz.
3. ¿Qué destacaría de la calidad asistencial al paciente de cáncer tras haber pasado por ella?
Si por calidad asistencial entendemos que al paciente se le ofrecen las mejores tecnologías y avances terapéuticos, entonces no hay nada que decir. Nuestro Sistema Sanitario ofrece de forma universal más procedimientos diagnósticos y terapéuticos que probablemente ninguno. Ahora bien, la calidad asistencial en lo corto, en la relación del día a día está sujeta al vaivén de cada encuentro personal y no es uniforme. No podemos dejar algo tan importante como es la comunicación y las relaciones entre profesionales y pacientes al albur de la capacidad empática o compasiva de cada uno solamente. Se necesita implantar una filosofía de comunicación en las instituciones y que el paciente sienta verdaderamente que es tratado como persona y que hay una preocupación real por atender sus problemas. Es una pena que, ofreciendo tantos medios, la atención sanitaria adolezca de humanidad, de empatía y de comprensión por los problemas de las personas que estamos tratando.
4. ¿Cambió algo su visión sobre la asistencia tras haber pasado por ella?
Rotundamente sí. La enfermedad te ayuda a poner las cosas en su sitio y te hace ver que lo realmente importante son los pacientes. Es muy fácil en el trabajo dejarse llevar por las rutinas y por las tareas burocráticas o por los afanes profesionales y olvidarnos de lo que constituye nuestro verdadero objetivo que son los pacientes. Nuestro quehacer asistencial tiene una única misión que es atender lo mejor posible a los pacientes y debe adaptarse a ello. No al revés como muchas veces queremos hacer. Los espacios, las actividades, los procedimientos, todo, debe estar adaptado a las necesidades de los pacientes. Se trata de una adaptación de las instituciones y de los profesionales a la demanda y a las necesidades de los pacientes, no al revés como sucede muchas veces ahora.
5. Creó el proyecto “Creando lazos”, ¿cuál es su objetivo y en qué estado se encuentra actualmente?
‘Creamos Lazos frente al Cáncer de Mama’ fue una iniciativa para unir a las pacientes con Cáncer de Mama y está resultando una experiencia muy útil para dar soporte y acompañar a las pacientes. La unión de pacientes proporciona mucho apoyo y comprensión mutua. Hay entendimiento y complicidades tácitas que no se podrían entender de otro modo. Trabajamos en red, en modo abierto, de forma tal que la implicación de cada paciente es variable. Con algunas pacientes la comunicación es a través de redes sociales exclusivamente, otras participan en las actividades de formación y en los talleres directamente y por último hay muchas que también se implican socialmente y participan directamente en actividades de apoyo y lúdicas.
Poco tiempo después, a finales de 2014, creamos la Fundación ‘Actitud frente al Cáncer’ cuya finalidad es promover la comunicación entre profesionales y pacientes, realizar actividades de formación, hacer crecer a los pacientes en información y autoconfianza, es decir empoderamiento. Creemos que la actitud personal es un factor decisivo para afrontar la enfermedad. Esto no significa ni mucho menos que sirva para curarte ni tampoco para adoptar un positivismo insensato, sino para afrontar mejor las vicisitudes de la enfermedad. Las cosas fuera no van a cambiar pero tu actitud es clave para afrontarlas. En ‘Actitud frente al Cáncer’ también proporcionamos, siempre de forma gratuita, soporte asistencial, segunda opinión médica, soporte social, acompañamiento y soporte espiritual.
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